El tiempo

He estado evitando el hacer demasiado personal el blog, no se por que, no quiero hacer referencias a nada en concreto, es una tontería, pero hoy tampoco lo haré.

En todo caso, me es necesario expresar la poca fe que tengo hoy en la humanidad, a la que cada vez veo mas cerca de la auto-destrucción. Normalmente yo solía explicarme la maldad humana por diversos motivos, el miedo solía ser el mas habitual, la falta de madurez otro... y mi explicación solía consolarme de alguna manera, no me creaba odio, creía que todo era cuestión de tiempo.

Pero últimamente siento algo parecido a lo que sentí cuando entré en el instituto, toda ilusionada pensando que al gente allí sería mas madura y que encontraría comprensión, pero nada mas lejano. Hoy, igual que entonces, siento una gran decepción, y es que, a medida que una se adentra en el mundo adulto se da cuenta que nada cambia, las cosas son iguales que cuando teníamos menos años, salvo que ahora, la edad, nos recubre de una falsa fachada de legitimidad... Resulta que es verdad aquello que me he negado a creer mucho tiempo... El poder de la adultez es una mera convención, no viene de ningún hecho real, salvo el paso del los años, el cual no aporta nada, pues aprender, o no, es un hecho consciente, que depende exclusivamente de nuestra voluntad.

Y ahora parece tan lógico... pero cuando lo ves desde dentro del cuento de hadas no se ve tan claro, se cree que realmente hay cosas que son así por que son así, y que el simple transcurrir de los años debía de servir para algo, que todos somos potencialmente seres dispuestos a aprender de la vida. Pero no es así, de hecho, la vida adulta es una macabra recreación del patio del colegio, solo que con armas reales, con un poder de coacción que el matón del patio no hubiera podido soñar, con dinero a nuestra disposición, con el mundo por patio, y sobre todo, con una legitimación autoimpuesta basada en haber cruzado un limite, una fecha